El Ministerio de Obras Públicas y Transporte (MOPT) entregó a la Universidad de El Salvador (UES) los edificios prestados, permitiendo el regreso al 100% de clases presenciales en el ciclo II de 2024. El rector Juan Rosa Quintanilla confirmó que los espacios y el nuevo mobiliario están listos, faltando solo la firma de las actas correspondientes.

Si bien la adquisición y distribución de nuevos muebles como pupitres, mesas y sillas es un avance importante, no debemos ignorar los problemas subyacentes. El hecho de que la UES haya tenido que prestar sus instalaciones para eventos como los Juegos Centroamericanos y del Caribe y el certamen Miss Universo, aunque estos eventos son importantes, ha afectado negativamente la calidad y continuidad de la educación para miles de estudiantes. La experiencia educativa de los alumnos se ha visto afectada por la prolongación de la ocupación no académica de la universidad, lo cual agrava aún más los desafíos impuestos por la pandemia del COVID-19 Durante casi cuatro años, la mayoría de las facultades han implementado clases virtuales, mientras que solo algunas se han llevado a cabo de forma semipresencial. Esta situación no solo ha tenido un impacto en el aprendizaje, sino también en la vida estudiantil y el desarrollo académico integral.

También es crucial abordar el problema crítico de la deuda pendiente del gobierno con la UES, que supera los $51 millones. Aunque la entrega de edificios y mobiliario representa un paso positivo, no resuelve los desafíos financieros que enfrenta la universidad en mantener su infraestructura, adquirir materiales y financiar becas. Es fundamental que el gobierno pague esta deuda y asegure un financiamiento adecuado y sostenible para la UES. Aunque se ha anunciado el regreso a clases presenciales como un avance positivo, persisten dudas sobre si la UES realmente cumplirá esta promesa. En ciclos anteriores, se ha prometido la presencialidad, pero las circunstancias han llevado a mantener las clases en formato virtual, lo que plantea interrogantes sobre la estabilidad y la capacidad financiera de la universidad para cumplir con su misión educativa y social.